martes, 22 de marzo de 2011

Tu Casa

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Tu Casa









   Los dos poyos de la puerta separan los días de las noches, cuando el rumor incesante del agua buscándose en las piedras se empieza a oir, es el anochecer.

Están las puertas de par en par, llega ella adelantándose a las sombras que pronto serán del cálido predominio de la luna.

Es importante asistir al concierto de olores que levantó la tarde; sigo sin más y sin menos que los latidos de estas palabras separadas de mí, lo que mis ojos hayan podido ver en el hechizo de la esquina está ciego y dividido como mi corazón.













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